08.01
Por la carretera a Palmira pasamos por varias plantas de procesado de potasio. Ah, aquí casi todas estas cosas están explotadas directamente por el estado.
Señalización hacia Bagdad, no estamos muy lejos de Iraq. El desierto de Siria es tierra de carreteras, camiones y hamsters, que son originarios de aquí.
Estas primeras fotos son del atardecer del día en que llegamos. Nos quedamos en el hotel Zenobia, nombre de una reina Palmireña. Desde el hotel se ven las ruinas(casi como en la foto) como las vió Agatha Christy que se hospedó aquí cuando acompañaba a su marido arqueólogo. Una vez Agatha Christy dijo que lo bueno que tiene tener un marido arqueólogo es que cuanto más vieja te haces más le gustas.
Palmira es una mezcla de estilos tomada de todas las culturas que por aquí pasaban.
“Tadmor” fue su nombre antiguo, significaba “la maravilla“.
No se bien cómo conseguí verle.
Al fondo el Tetrapylon, cuatro columnas formadas por cuatro pilares. Solo una de ellas de mármol rosa es original, el resto son plastazos de hormigón de restauraciones hechas en los 60. Aquí tengo que hacer un inciso un poco polémico. Esto de que unas ruinas sean bonitas o no muchas veces depende de su nivel de restauración. Aunque esta restauración de los 60 sea una aberración desde el punto de vista arqueológico hace que las ruinas sean mucho más bonitas, si nada estuviese en pié serían unas ruinas planas en las que no te podrías imaginar nada. Por otro lado si unas ruinas están sobre-restauradas tampoco hacen gracia ya que no te crees nada y parece un parque temático. Palmira ha conseguido un buen equilibrio, quizá esas restauraciones de los 60 no fueron tan malas.
En lo alto el castillo de Saladino.
El sol termina de desaparecer dejando la silueta de una torre funeraria en ruinas.
Palmira cobró importancia como oasis al convertirse en lugar de paso entre Mesopotamia y Arabia tambien siendo lugar de paso para la más grande Ruta de la Seda uniendo Europa y China. Antes de existir Palmira las caravanas tenían que dar una vuelta de cientos de kilómetros pasando por lugares más verdes y frescos llegando hasta Turquía para poder llegar por tierra a Estambul o dejar sus mercancías en un barco en algún puerto mediterráneo. La localización del oasis de Palmira permitió reducir el tiempo de transporte de las mercancías con lo que muchos mercaderes cambiaron su ruta y pasaban por aquí.
Su existencia se conoce desde el siglo II Antes de cristo, pero su auge coincide con el imperio romano, cuando roma decidió mantenerla como ciudad independiente. Durante aquellos siglos la zona tenía más cantidad de agua siendo un lugar fértil donde se cultivaban palmeras. Los romanos derrotaron al pueblo Nabateo haciendo que perdiese importancia. Esto también fue bueno para Palmira que consiguió parte del tráfico que antes pasaba por Petra(a donde voy en muy pocos días, ¡me muero de ganas!).
¿Cómo se llegó a construir todo esto? Pues como la mezquita de los Omeya, con mucho dinero. Palmira fue tan importante y al mismo tiempo independiente que pudo dedicar gran cantidad del dinero de los impuestos a construirse. Era una ciudad de servicios con sus impuestos por las caravanas, por cada camello, cada caballo, el uso del agua, se cobraba por cada actividad, incluso por ejercer la prostitución.
Amanece, sale el sol que luego nos intentará derretir con 44 grados.
Un amanecer siempre es más íntimo que un atardecer, hay menos gente, o nadie, como en este caso. A las 4:45 sonó el despertador ese sonido que cuando suena para ir a trabajar es un horror pero cuando suena para ir a ver algo precioso es una ayuda.
Si… puede que sean demasiadas foto… ¡pero no podía seleccionar menos!
Estoy a gusto, Palmira es para mi solo, en este amanecer privado. Esto si que es un lujo, un sitio así para uno mismo.
En Palmira se ha cobrado por ver sus “tesoros” durante 200 años.
El sol ilumina la bruma, las columnas parecen emerger, me hace daño a los ojos pero quiero seguir mirando.
No se puede uno ir de Palmira sin ver alguna de las decenas de tumbas que rodeando la antigua ciudad. Tenían varios pisos con varios sarcófagos por planta, algunas tenían sitio para 300 muertos. Son menos fotogénicas que las ruinas de la ciudad pero quizá más interesantes. Posteriormente empezaron a hacer tumbas subterráneas.
Me guta el Kilim naranja que le han puesto al camello.
Qasr al-Heir al-Sharqi son dos castillos uno enfrente del otro. Aquí es donde se debió inventar la expresión “en medio de la nada”.
El otro Fernando Ayuso del viaje saludando.
El castillo de Rasafa con 550 metros por 400 metros en su muralla. No queda demasiado.
Esta foto no significaría nada si el agua no fuese del río Eúfrates. Desde el castillo de Qala´at Ja´abra , de donde está sacada la foto, no se ve el final del pantano al-Assad porque mide 80 kilómetros de largo. En la antigüedad se estima que el Eúfrates llegó a ser siete veces más grande, de ahí la importancia histórica que tuvo, el agua siempre trae alimento, progreso y civilización.
Viendo el agua comemos un pez del Eúfrates con sabor bíblico.
Con esto terminamos la visita a Siria. A mi padre le ha encantado, dice que volverá, se va al día siguiente al aeropuerto y yo salgo hacia Jordania a bañarme en el mar muerto.
Después de Jordania tengo que volver hacia el norte, cruzar Siria y Turquía para entrar en Georgia, así que os contaré unas conclusiones en ese momento.
¡Hasta pronto!
Fernando
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