11.09
Tashkent es la capital de Uzbekistán. Lo más destacable del lugar es que tiene embajadas, si, ¡creo que nadie vendría aquí si no fuese por esta razón! Aquí me quiero sacar el visado de Kirguistán, el último país por el que voy a pasar antes de llegar a China.
No había sitio en el hostal barato al que quería ir y terminé en un hotel pagando50 dólares. ¡AU! Pero es lo que tiene no reservar nunca, que a veces te toca pagar de más.
Después de ir cuatro veces a la embajada de Kirguistán por calles lenas de ojas amarillas, consigo mi el visado. Me alivia no tener que ir a más embajadas y no tener que rellenar más formularios.
El problema es que hay viajeros que me están diciendo que la frontera con Kirguistán está cerrada. En julio ha habido enfrentamientos en la región de Osh(región fronteriza con Uzbekistan) y parece que han cerrado la frontera uzbeca. Pregunto en las dos agencias de viajes más importantes del país (una de ellas la que me organizó el viaje a Turkmenistán) y las dos me dicen que han tenido gente cruzando la semana pasad. ¿A quien hago caso?
Decido esperar unos días, en Uzbekistán me queda de ver Bukhara y Samarcanda y a l volver revisaré la información.
Legado del pasado. ¿Que hay tan soviético como un Lada? Bueno si, Boris Yeltsin, la plaza roja, el vodka, el transiberiano, un submarino nuclear soviético(claro, diciendo soviético en el nombre… cualquiera encuentra cosas), la Perestroika, Kasparov y su ajedrez…
Si haces unas Pringles de pega, lo primero que tienes que hacer es un envase tubular. No están mal, aunque se echa de menos ese gusto artificial de las originales.
Me encantan los Ladas, de hecho me apetece comprarme uno, me atraen sus formas sencillas y sus colores no metalizados al estilo dibujo de niño pequeño.
He pensado que un viaje chulo sería volar al Vladivostok al este de Rusia, compararse un Lada y volver a casa conduciéndolo. Si lo hago le colgaré una Bob esponja en el retrovisor como al de la foto.
Edificios soviéticos. En calles anchísimas con pasos subterráneos para cruzar.
No es un Lada, no mola tanto.
El tranvía de la ciudad con los mismos colores que los edificios.
El Metro de Tashkent es muy peculiar. Yo no he estado en el metro de Moscú que en su momento debió ser monumental. El de tashkent tiene esa idea en pequeño, con lámparas, mármol y mosaicos.
Las dos paradas más impresionantes son Cosmonauta, con dibujos circulares gigantes de cosmonautas rusos y Khaid Alimjan(creo) con lámparas tipo seta en el centro que parecen que la parada sea de un cuento de Hadas. Parada de metro de cuento de hadas… suena raro.
El metro se diseñó como refugio nuclear y está prohibidísimo sacar fotos. En cada parada hay varios policías que no te dejan y que cada poco te piden el pasaporte para ver si eres ilegal.
El segundo día que cojo el metro le pregunto a uno de los policías si estaba en el andén correcto. Antes de contestarme me dice “passaport”. Me hace gracia, ¡la situación es tán estúpida! Mi lógica debe ser diferente a la suya, si no tuviese los papeles en regla no le preguntaría a un policicía, es más no entraría en el metro plagado de hombres de uniforme. Para hacer la prueba le doy una fotocopia malísima que tengo del visado y del pasaporte, me dice que todo está bien y me dice que no estoy en el andén correcto. El hombre tendrá unos 50 años y me dan ganas de preguntarle si en toda su vida lavoral alguna vez que le ha pedido los papeles a un turista en el metro ha encontrado a uno solo “ilegal”. Le sonrío, no por ser majo con él si no porque me hace gracia imaginar su cara. Hoy me piden el pasaporte otras dos veces más.
Todos los días veo bodas. Bueno, en el Mar de Aral no había ninguna, pero en Turkmenistán vi al menos una cada día.
Dos italianos en un tandem (el de detrás con problemas de visión y casi no ve) que querían ir a Pakistán y que han tenido que cancelar su viaje porque no pueden conseguir el visado aquí.
En el albergue me encuentro gente variopinta. Dos francesas de 70 años que están viajando por Asia Central unos meses, Una de ellas habla esperanto. Un inglés y una canadiense que se conocieron haciendo la ruta panamericana, él iba en scooter y ella en bici, se terminaron casando y ahora viajan en bici por la zona con una niña de cuatro años. El último, Mike, un canadiense divertido de humor agrio que lleva viajando en bici ni se sabe y que cruzó de Canadá a Europa en un barco de carga.
Veo un cartel que anuncia un concierto de José Carreras, esto a parte de ser anecdótico me hace darme cuenta que en casi todas las capitales que he estado he visto algún cartel, o anuncio sobre un concierto o exposición sobre un artista español, Dalí, baile flamenco, escritores, grupos musicales, ópera… nuestro legado cultural llega más lejos de lo que yo pensaba.
Un parque agradable y unos cuadros bien feos. Tashkent está llena de parques y de árboles, casi todos los viajeros que me encuentro dicen que es sosa y que no les gusta, pero a mi me ha gustado.
Mis días de espera para el visado han sido con paseos sobre hojas crujientes Regimientos de barrenderos se esmeran en recogerlas con escobas y con las manos. Alucinarían si viesen la máquina sopladora que utilizan en Burgos.
Después del post del Mar de Aral os dije que pondría unas fotos algo más alegres. Y aquí os las pongo, son del mercado de Nukus, que al buscar el autobús para salir de allí nos metimos por unas calles y terminamos en el mercado.
“¿Te puedo hacer una foto?” normalmente somos los turistas los que pedimos esto, pero aquí te la piden ellos. ¡Que maja la señora!
Zanahorias amarillas. Saben súper parecidas a las nuestras naranjas, las utilizan para hacer un guiso con arroz y grasa de cordero, se llama Plov.
Ojos asiáticos azules. La mezcla de rasgos faciales es muy sorprendente, de mongoles a eslavos o germanos mezclados con tribus centroasíàticas o rusos.
La vestimenta no es por religión, si todos los días llegase a casa con harina metida hasta en el ombligo, me vestiría igual.
Carnicería. Al lado varias señoras venden pescado ahumado.
Pili cogiendo una dirección para mandar una foto.
La mejor forma de llevar el pan.
Nukus es el centro de la región de Krakalpakstan que significa “las tierras de los hombres de sombreros negros”, ahí es nada. Tienen una identidad propia, un lenguaje o dialecto propio y un sentido de pueblo independiente
Después de ver mi último atardecer en Khiva me dirigí a la capital. La primera parte del trayecto fue un taxi compartido con una chica de Granada que vive en París y que es especialista en relaciones internacionales, su novio es un periodista inglés. Como ella era experta en África la pregunté un montón de cosas y estuvimos comparando la situación de los países pobres de África con los países pobres de Asia.
La segunda parte de mi trayecto fue un tren nocturno. He tenido que hacer una abstracción total de mis sentidos poniendo a prueba mi increíble capacidad para dormir en cualquier sitio. Como soy un cutre he cogido el billete más barato y los compartimentos son abiertos habiendo una fila de literas extra entre el pasillo y la ventana, justo donde duermo yo. Hay un barullo tal que parece la plaza Santa Ana un sábado a las 2 de la mañana pero me sorprendo a mi mismo y duermo nueve horas. ¡Gracias inventor de los tapones para los oídos!
En el próximo post las dos ciudades fantásticas que faltan de este país Samarkanda y Bukhara.
Saludos uzbecos.
Fernando
!Gracias por tu photografias!
Uzbekistan es mi patria.