2010
06.05

Los relatos sobre Grecia van a tener que esperar un poco. He tenido que hacer un pequeño alto para recapitular ya que después de 75 días dejo los Balcanes.

He cruzado Eslovenia, Croacia, Bosnia Herzegovina, Montenegro y Albania, una zona en el mundo con una historia reciente excitante que suscita emociones y que ofrece mucho por descubrir. He vivido parte de su historia, subido a montañas nevadas, he recorrido islas en moto, bajado por ríos con cañones aislados, conducido por carreteras imposibles, me he adentrado en valles de los que no he quería volver nunca y aún cuando cierro los ojos veo esa noche en la que miles de luciérnagas voladoras parecían no darse cuenta de los rayos tormentosos y amenazantes que había al fondo.

También he visto sus ciudades; fortificadas, monumentales, olvidadas, cosmopolitas, reconstruidas, otomanas, austrohúngaras, comunistas, caóticas, glamorosas viejas o modernas. hay tanta variedad que apabulla, en ellas he visto el comienzo del cambio de occidente a oriente de forma que a veces desorienta y no parece que estés tan cerca de casa.

Estos son momentos y recuerdos suficientes para estar contento de haber decidido pasar por aquí y no empezar la ruta de la seda como la definición simplificada la cuenta “De Estambul a Xiam”. Haber pasado por los Balcanes ha sido un acierto.

Con lo que he visto y aprendido tengo una mejor disposición para seguir camino al este, hacia la salida del sol. La razón más especial para haber tenido esta experiencia balcánica tan intensa ha sido su gente que en vez de verte como un elemento extraño te ven como un huésped y te tratan como tal haciéndote entender lo que significa hospitalidad.

Aunque he estado en muchos sitios en los que me han dado ganas de quedarme a vivir una temporada he decidido seguir, Grecia, Turquía, Irán, el Cáucaso y Asia central me llaman fuertemente con sus antiguas civilizaciones y su historia. Allí voy, siendo un poco diferente después de haber tenido esta experiencia balcánica.

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