Topkapi, Mezquita azul, Santa Sofía, Palacio deDolmabache, Sultanahmet. Gran Bazaar, torre de Galata… Si, Estambul está lleno de sitios para visitar y en cada viaje una gran lista de sitios conocidos aparece. Pero Estambul es un sitio para perderse, para caminar y encontrar tus lugares favoritos, este es un barrio en el que he pasado bastante tiempo. No está escondido, no está lejos, solo es cuestión de cruzar un par de calles y entrar en el. ¡Y de no tenerle miedo a las calles cuesta arriba! La zona está parte en Bethane y parte en Beyoglu. Una buena forma de visitarlo es bajarse del tranvía en Bethane y caminar hacia arriba por la calle Boğazkesen.

A lo mejor puedes vistar una o dos mezquitas menos y pasar una tarde ecléctica caminando por aquí.

Pero antes de empezar a caminar hacia arriba se puede visitar el museo “Istanbul Modern”. Una de las cosas que había era un video en blanco y negro de una familia en su casa, estaba ambientado hace unos años y al ser mudo y no oírse el turco parecía totalmente España, la decoración de la casa vieja, la ropa de la gente… No olvidéis visitar la librería en el piso de abajo y tomar un te, o una comida en la cafetería-restaurante, tiene una vista maravillosa. Aviso que para comer parece muy caro.

El barrio parece muy tranquilo pero nunca deja de haber actividad, está a unos paso de la ultra transitada y vibrante calle Istiklal(como Preciados pero ocho veces más grande) y de Taksim. Pero es totalmente distinto. Caminando por las calles se pueden encontrar cafés súper agradables, intelectuales fumando en pipa(no de agua), Vespas amarillas, tiendas de segunda mano con vinilos y libros, un calendario del 2010 de Audrie Hepburn, tiendas con Machintos blancos en el mostrador, graffitis, pegatinas de marcianitos, alguno de los albergues más bohemios de la ciudad, hammanes históricos, la embajada italiana, mujeres más mayores cubiertas de negro, más galerías de arte, hoteles boutique, restaurantes tradicionales, restaurantes modernos decorados por diseñadores, farmacias vendiendo Cialis, Viagra y Yasmin, restaurantes de comida TexMex en los que un camarero con bigote a lo Freddy Mercury te sirve, callejuelas que terminan en restaurantes con piano, jazz electrónico en cualquier esquina y tiendas de juguetes con gatos color jengibre.

No todo en Turquía son alfombras hechas a mano. Una de las galerías exhibía unos cuadros en los que había mujeres con burka y otras semicubiertas con gasas transparentes. Si te gustan las galerías puedes pedir un mapa con todas las de la zona.

Una de las galerías tenía una exposición sobre Vietnam, había una reproducción de la bomba “little boy” y un libro enorme hecho en cuero con más de 30 páginas de casi dos metros de alto. Es interesante ver una exposición condenando Vietnam, en occidente ya no nos molestamos en quejarnos, hablar o pensar sobre ello. Uno de los artistas que lo había creado se tomó la molestia de enseñarnos cada página y eso que era el último día de la exposición.

Camina, mira los edificios y disfruta de las esquinas

Viejos almacenes que ahora son cafés con música cuidada.

Una de las cosas que  mas me ha gustado de la zona es que hay un buen equilibro entre gente local y turistas. Estando tan cerca de Taksim sorprende que haya bastantes sitios en los que no se vende cerveza. No hay que olvidar que al Islam no le gusta el alcohol, así que en algunos restaurantes te la compran en la tienda de al lado y te la esconden en unas servilletas. La razón  por la que al Islam no le gusta el alcohol es porque el Corán dice “no dañes tu cuerpo” y el alcohol lo hace, tiene sentido pese a que muchos Turcos fumen. Si quieres una cerveza puedes intentar buscar el restaurante Sota al final de una callejuela.

Un graffiti y un perro callejero de esos que ha por todos los sitios.

Un graffiti en español. Yo no le encontré el significado.

Esta no es amarilla.

Está lleno de tiendas de muebles de segunda mano, viejas radios, teles y lo que quieras. Mi amigo Álvaro se compró un frigorífico Smeg que es igual que este pero en verde.

Esto me dice que se puede encortar CUALQUIER COSA.

También en esta tienda venden cualquier tipo de equipo antiguo de cine. Me pregunto qué tiendas extrañas me habré perdido alrededor de aquí.

Prefiero mi mochila. Debería hablar de ella algún día.

La pegatina se podría llamar “El grito nuclear“.

Antiguos vinilos para Djs modernos. Se podían comprar discos en perfecto estado a muy buen precio.

En mis paseos por Estambul encontré un libro llamad “Seda”. Me lo he comprado y me lo estoy leyendo mientras espero el visado de Irán. Cuenta la historia de la seda desde que se descubrió hasta los tiempos actuales pasando por todos los países. En el próximo post os contaré alguna cosa de las que estoy aprendiendo.

¿Por que no terminar el post con una puesta de sol bonita? Está tomada desde el café de “Istanbul Modern”. Si te gusta la vista puedes ir al hotel Tomtom(nada que ver con el buscador) y verás esta vista pero desde lo alto. Está justo en frente de la embajada Italiana.

Tengo que decir que tuve un poco de ayuda de Carlos e Isma para encontrar la zona, me los encontré en una terraza a la hora de comer y luego estuvimos cenando. Con Carlos quedé otros dos días ya que él se quedaba más. Me hablaron de unas tiendas con trastos viejos y me apeteció ir a verlas. Fui, me gustaron y me cambie de albergue a la zona.

Os escribo pronto.
Fernando

Este post se me ha retrasado una semana, he tenido una tortícolis asesina que me ha quitado las ganas de hacer casi todo. Ya estoy prácticamente bien, he podido terminar el post y moverme un poco. Aquí está:

La semana pasada se cumplieron cuatro meses desde que salí de viaje. El tiempo pasa muy rápido. Hasta ahora todo ha ido genial(menos la tortícolis, claro) y ha sido bastante fácil, A partir de ahora se complica un poco el viaje, después de Turquía no estoy en un país con nuestra alfebeto y eso complica mucho. Además me alejo del mediterráneo y la cultura cambia bastante. ¡Por eso también empieza lo más excitante!

No se cómo lo conseguí, pero de los dos paquetes de cuchillas de afeitar sólo me he gastado uno. Cuatro meses, cuatro cuchillas, creo que me he afeitado menos de lo que pensaba.

Estoy en Estambul, la ciudad euroasiática, como mi viaje. El Bósforo me separa de Asia. Es la única ciudad del mundo que está entre dos continentes. Me encanta Estambul, pero tengas de cruzar, seguir el viaje y seguir viendo más cosas, de cambiar de país, de lengua, de moneda… Pero hay que ir paso por paso, ahora toca disfrutar de Estambul.

A la izquierda Europa, a la derecha Asia.

El visado de Turquía no tiene complicaciones, sólo hay que pagar 15 euros en la frontera, que la mayoría de los países nisiquiera tienen que pagar. Lo único malo fue pasar el control de pasaporte Griego y Turco a las 3 de la mañana que con el conflicto de Chipre pues en la frontera los dos países se tocan un poco las narices.

A partir de Turquía todos los países también requieren visado.  El de Siria me lo hice en Madrid y con el visado de Irán llevo una temporada con los trámites. Pero ¡ya me lo han autorizado!!! Así que contento, me lo dan el lunes.
Para Jordania, Armenia y Georgia el visado se da en la frontera así que no hay problema. Sólo me queda gestionar 4 visados más hasta el final del viaje y ya estoy con el de Turkmenistán así que voy bastante bien.

Sigue sin parecerme que esté muy lejos, solo hay una hora de diferencia con España y los enchufes siguen siendo los mismos. Eso si, los rostros van cambiando. Hasta Montenegro la gente era igual que en España, eran rostros totalmente familiares, incluso en Albania la mayoría de la gente pasaría desapercibida en una calle de Zamora.
En Grecia la gente era diferente, tenían aspecto de… griegos! Pelos rizados y ojos… griegos, para qué describirlos. Podéis ver la pinta de mi guía de piragua en el video de Grecia para entender lo que digo. En Turquía mucha gente tiene la tez más oscura y las facciones diferentes algo diferente. Las cosas van cambiando ¡Mola!

Hasta el aspecto de los gatos callejeros cambia, ya son un poco persas con más pelo. Iran tiene frontera con Turquía.

No se por qué, hoy me ha venido a la cabeza que de pequeño no me gustaba mucho eso de viajar, creo que la principal razón era la comida, odiaba comer en un sitio que no fuese mi casa, la comida a la que estaba acostumbrado. Ahora estoy deseando ver la comida de cada sitio. Una vez mi madre me tuvo sin comer un día entero. Había arroz y yo no lo quería, así que ella me dijo que hasta que no me comiese un grano de arroz no comería otra cosa. Ahora me encanta el arroz y ni si quiera me acuerdo muy bien si me comí aquel grano, creo que no.

La Mezquita Azul, detrás de la fuente se ve un autobús abasteciendo el lugar de los miles de turistas que hay que hay cada día.

Como he estado unos días un poco parado esperando a la aprobación del visado de Irán he estado mejorando la página. Así que os voy a contar lo que he hecho, creo que a los del gremio les puede parecer interesante.

Ya hay 37 posts y 15 videos. Cada semana y cada mes tengo más visitas, este último mes he tenido más de 1500 que es un logro.
Aquí están algunos cambios que he hecho:
– Mejorando la navegación, más fácil para los usuarios y para los buscadores.
– Videos subidos a YouTube.
– Cambio en la plantilla para ver las fotos más grandes que no es muy normal en los blogs de internet.
– Tagging en las fotografías para que los buscadores de fotos las listen.
– Añadido plugging para Iphone y similares.
– Más mejoras SEO(Search Engine Optimization) para aparecer en los buscadores. Cambiadas las estructuras de Tags, Labels y Permalinks)
– Utilización de Google sitemap para los buscadores. Además Google recibe notificación sobre cada nuevo post.
– Cuando un único post se está viendo ahora se ven los posts relacionados

Termino el post con alguna foto más de Estambul. Os pongo las “típicas” dentro de nada os hablaré del barrio que más me ha gustado.

En el Bosforo.

Cruzando el puente de Galata en tranvía. Siempre hay una mezquita a la vista.

Ah, Para curarme la tortícolis he gastado entero el bote de bálsamo de tigre que la dueña de la Barbacoa Coreana, donde comía con los amigos del trabajo casi todos los jueves, me regaló el día que la dije que me iba. Me encanta ese ungüento. La Barbacoa Koreana…. La mejor tempura de la ciudad.

Fernando

No se yo si ese título que he puesto está bien.

Al organizar el viaje me encontré con Grecia en el camino entre Albania y Turquía y no sabía muy bien que hacer. Tenía dos opciones, pasar por Grecia sin estar mucho tiempo o estar dos meses viéndolo todo. Me decidí por la primera opción. Grecia es un país muy interesante y lleno de cosas increíbles, pero no podía dedicarle tanto tiempo. Además Grecia es un país caro en comparación con otros de los países del viaje con lo que decidí dedicarle unos 10 días.

Elaboré un recorrido sencillo, por el norte, empezando por la menos conocida región de Zagoria y luego pasando por Meteora(fotos aquí), después seguiría hacia el este para pasar por Tesalónica desde donde iría a Turquía.

Iglesia cerca de Arta. La región de Zagoria está alejada, poco poblada y las carreteras son relativamente mala, por eso aún está aislada y tiene un sabor especial.

Detalle del tejado.

Puente sobre el río Kallaritikos que bajé en piragüa. Aquí está el video. ¿Habrá pasado por aquí alguno de los osos pardos que aún habitan la región?

Estaban riquísimas. Las “guias visuales” no me gustan mucho generalmente aunque esta fue muy cómoda. Les fallan que a parte de los monumentos no cuentan mucho y que pesan como si fuesen de hierro.

Puente precioso que une el Peloponeso con el resto de Grecia, lo encontramos en el caino a Atenas.

Es que me gustan los puentes. Foto de autobús…

El plan cambió un poco, Ana volvía a España desde Atenas. No estábamos muy excitados con la idea ya que todo el mundo habla de Atenas como una ciudad caótica, ruidosa y carente de interés. Con tán bajas expectativas, claro, ¡Atenas nos ha parecido súper chulo!. No teníamos intención de ver cada ruina, no nos parecía que mereciese la pena, disfrutamos de los paseos entre monumento y monumento y de los cafés y la cultura del café que tienen los griegos, hay mil terrazas perfectas para echar un rato mirando a la gente, como esos curas ortodoxos con la compra del mercado. Además, mi nueva ampolla ha conseguido relajarnos y nos ha obligado a caminar con calma.
Lo bueno de mi segunda ampolla es que al traducirlo por segunda vez he aprendido como se dice en inglés: “Blister“. Seguramente salió en alguna clase de inglés en la que no estaba atento.

Resto de la manifestación anti crisis o anti medidas de la crisis o anti sistema. Vicitima: un banco.

El chaval de recepción del albergue me enseñó en un plano de la ciudad todo lo que suelen ocupar. Dice que en su país nunca rompen nada.

 ¡Que bonito es el acrópolis! Echo de menos Zagoria.

En Grecia es inevitable leer sobre los dioses griegos. Lo que más me ha sorprendido de ellos es lo opuestos que ellos son a los dioses “actuales”. Si, por ejemplo, el dios cristiano es benévolo y comprensivo, pero los dioses griegos eran todo lo contrario, eran caprichosos, egoístas, caóticos, frívolos, sanguinarios, déspotas, vengativos, temperamentales, lo que ahora llamaríamos unos hijos de puta.

Leer la mitología griega es una mezcla entre telenovela, película de Alex de la Iglesia y orgía constante, así que no es de extrañar que los griegos les tuviesen tanto temor. Es posible que esto les llevase a crear la filosofía, quizá con esos dioses tan horribles en los que no encontraban apoyo ni amparo , ninguna explicación o esperanza para lo que pasaría después de la muerte los griegos se tuvieron que plantear de una forma lógica lo que pasaría después, lo que eran. No tenían un Génesis que se lo explicase, o un cielo que les arroparía.

Gracias a estos dioses malignos los griegos antiguos revolvieron todo el pensamiento y ahora nuestra sociedad es así por ellos.

Leyendo sobre el pensamiento griego sorprendes su separación en clases Ahora esa separación nos parecería casi xenófoba aunque en la práctica nuestra sociedad la mantenga de una forma u otra.

Más comida, ¿pero esto es griego? ¿otomano-turco? o quizá armeno? Pronto os lo contaré. Hojas de parra con arroz dentro un poco de aceite por encima y una salsa para rematar.

Una figura griega que me gusta es el Oráculo. Ir allí a preguntarle tu fortuna a una pitonisa medio colocada que decía ambiguas y carentes de sentido tenía que ser todo un espectáculo, para tener una máquina del tiempo y poder presenciarlo. Visitamos el oráculo mas antiguo de Grecia, el Oráculo de Dodoni.

Me gusta ojear estas revistas urbanas que hay ahora por todos los lados, aunque en el caso de Grecia no te enteres de absolutamente nada con sus letras indescifrables. La niña esta me encantó.

Una foto muy típica, pero es tán fotogénico que la he tenido que poner.

Y Ana se fue, solo me quedaba una parada, Tesalónica. Una ciudad que sufrió un gran cambio en 1923 ya que Grecia pactó con Turquía y Bulgaria un intercambio de población para ajustar unas nuevas fronteras étnicas puras. Se expulsaron cientos de miles de turcos y búlgaros de Grecia y al mismo tiempo casi 800.000 griegos llegaban a una madre patria que jamás habían pisado.

Las calles griegas tienen dos sonidos. El, sonidos de los dados del Backgammon y el rosario ortodoxo que no dejan de mover. Pero, ¿Qué diferencia tiene el cristianismo ortodoxo del católico? Las diferencias son muchas, y no las voy a nombrar, solo os cuento porqué hubo una separación definitiva. La causea fue una diferentes interpretaciones sobre la procedencia del Espíritu Santo: Roma dice que procede del Padre y del Hijo, para la iglesia ortodoxa, el Espíritu es generado directamente del padre, lo mismo que el hijo. Otra diferencia que fue importante en su momento es que para occidente, la unidad de las tres personas viene dada por su naturaleza divina, mientras que para oriente, la unidad la asume el padre. Realmente, hicieron bien en separarse, porque con tales diferencias no era lógico que siguiesen unidos…

Grecia aún guarda muchas cosas para mí, no he vista nada del Peloponeso, ni las maravillosas islas de pueblos blanco y ventanas azules, o Rodas, o…. volveré algún día, a ver todo eso y a subir al monte Olimpo.

Termina Grecia, me tengo que ir. Es de noche, propiedad de la diosa Nix. Me meto en un autobús nocturno de 9 horas que me dejará al amanecer en Estambul.

Hasta pronto
Fernando

Sentirte especial es algo que nos da felicidad. Me pasa vez en cuando en el río. Estoy flotando en medio del agua, puede ser el valle más abierto, o el cañón más oscuro y sin pensar en ello, me invade una sensación privada, sin que los que están a mi alrededor se den cuenta.
Posiblemente de forma inconsciente esto es una de las cosas que hace que el río me guste tanto y me tenga enganchado.

Remando se llega a muchos sitios preciosos a los que no se puede llegar de otra forma. Cuanto más difícil o remoto es el lugar, más reporta estar allí, bueno, como cualquier otra cosa en la vida, cuanto más difícil o más cuesta algo, más reporta.

Cuando estás en medio de un río bajando estás en total contacto con la naturaleza, en su medio más cambiante de forma. Olvidas la sensación de flotar para buscar tu camino entre corrientes y rocas. En ocasiones, en un río de esos difícil, al límite de tus posibilidades, llegas a un lugar donde el río se ha estrechado multiplicando su fuerza, el desnivel da aún más velocidad al agua y las paredes le comprimen haciéndole inmensamente potente, quizá hostil. Meter la pala en el agua es como agarrarse a un camión en marcha que no tiene intención de parar. Son momentos en los que instintivamente pones toda tu concentración para hacerlo bien y no fallar.
El río además crea un ruido especial, no te deja oír nada, parece que borra todo lo que no hay ahí en ese momento. Te deja solo con él, parece no existir otra cosa. Todo esto a menudo te hace sentir insignificante, te miniaturiza con su fuerza, involuntariamente te devuelve un poco de la humildad que el consumismo y la tecnología nos han robado.

Más tarde, cuando llegas a ese puente o esa pradera donde sales, miras atrás en tus pensamientos, las imágenes fijadas con la fuerza del agua, con su ruido. Te das cuenta de que el río ha terminado, de que lo has superado, quizá un poco de sensación de supervivencia, de éxito. Una pequeña sensación de grandeza, si eso es posible. Te sientes fuerte, contento, pero a la vez sin olvidar la insignificancia que antes has sentido.

Bajando por el río Aoos el último día tuve esta sensación “sentirme especial”. No me apeteció sacar la cámara hacer una foto o grabar. No me apeteció hablar, no me hizo falta, es un recuerdo para mí. Pero hoy me ha apetecido describirlo, escribirlo.

He remado 4 días en Grecia, tenía muchas ganas de remar en las montañas griegas, ya que Grecia está plagado de montañas increíbles(el divino monte Olimpo tiene casi 3.000 metros). He hecho unos ríos que no han sido difíciles, pero han sido muy bonitos y divertidos. He montado un video muy corto para no aburrir a los que no sois piragüeros, son poco más de dos minutos. Aquí lo tenéis.

Si descarga despacio, pinchad en el icono de HD.

Me pregunto por qué hoy me he puesto a filosofar sobre el río, quizá porque estoy en Grecia y de tanto leer sobre su pasado filósofo he sido engullido por la idea de “querer saber” y que herido explicarme a mi mismo un poco de porqué me gustan los ríos.

Como estaba solo busqué una empresa con la que bajar, y estuve bajando los ríos con Spyros, que tiene la empresa Brain Waves, estuvo genial porque fue como remar con mis amigos y a veces estar en el río con gente que no conoces mucho no es cómodo del todo.

Así es la filosofía, pensamientos desnudos como este tronco que antes fue un arbol elegante y que ahora el río ha desnudado.

Pronto os hablo del resto de Grecia, ya que estoy en Estambul. He hablado antes de los ríos porque Grecia es difícil. Aún no he decidido si hablar de su pasado clásico, su presente en crisis, su intrigante iglesia Ortodoxa que vimos en Meteora, su norte desconocido o su pasado otomano.

Decido en un par de días y os lo cuento.

Fernando

¿Si nos quedamos un día más?

Da gusto viajar sin prisa, disfrutando de cada día, de cada momento, sin pensar que harás después, ya que el después puede ser mañana o dentro de tres días.
Así fue mi viaje, al final llegué justo a tiempo para coger el avión de vuelta en Atenas. Mi avión de ida me había dejado en Tirana, y, como habéis visto, Albania  nos atrapó.

La llegada a Grecia fue en un autobús con música albanesa a todo volumen, hora tras hora, casi imposible de soportar. Nuestro primer destino era Ioanina, una ciudad con nombre tan bonito como su interior. Nos sirvió de paso para alquilar un coche e irnos a ver “Meteora”.

Ese nombre sí que nos atraía irremediablemente…. En la llanura de Tesalia, hace 30 millones de  años, bajo el mar, se formaron unas rocas, unos pináculos de piedra arenisca que quedaron al descubierto al bajar el nivel del mar.

La niebla le daba un misticismo añadido, ya que al ver un pináculo no sabíamos si habría monasterio encima hasta estár bien cerca. 

En esos pináculos, algunos de más de 500 m de altura, en el siglo XIV se construyeron varios monasterios ortodoxos, llegó a haber hasta 24.

Cada uno encima de una de estas rocas “suspendidos en el aire” sin unión a ningún otro sitio de la tierra. “ Para vivir felices, vivamos en las alturas”, y de verdad parecen rocas en el aire, monasterios suspendidos en el cielo, como decían los monjes: “acercándose a Dios”.

La imagen es sugerente, y con ella en la cabeza habíamos empezado nuestro viaje. Esperábamos encontrarlos después de cada curva…. Y Meteora no aparecía. Por eso, al final, cuando por fin llegamos, pronto decidimos que allí teníamos que estar ¡un día más!

Los monjes permiten visitar sus monasterios. Ahora sólo quedan 6, 4 de monjes y 2 de monjas.

Son todos de estilo bizantino y, debido al desconocimiento por nuestra parte de la iglesia ortodoxa, era todo mucho más atractivo, las pequeñas capillas pintadas de arriba abajo con imágenes de la Biblia con colores brillantes, los propios monjes con sus barbas largas y sus sombreros, todos de negro, las vistas desde cada monasterio viendo los demás monasterios y las ruinas en algunos pináculos de aquellos que fueron y ya no quedan más que unas piedras.

En ocasiones es más sugerente ver las ruinas, todo parece más abstracto, más ireal, más lejano en el tiempo.

Atardece y nos fuimos hasta el día siguiente.

Nuestro hotel, en el pueblo de Kastraki, llevado por una familia griega, madre e hijo, encantadores, tenía un jardín lleno de hamacas. Allí pasamos el atardecer griego, repanchingados después de nuestro interminable viaje, contemplado, esta vez desde abajo, los pináculos majestuosos, para que se quedasen para siempre en nuestra cabeza y poder recordarles siempre que queramos.

Ahora ya no quedan escalas de cuerdas, ni redes suspendidas donde se metían tanto monjes como provisiones, pero sí quedan pequeños teleféricos de madera suspendidos en cuerdas que cruzan de la tierra al monasterio y escaleras de piedra donde cuando llueve bajan riadas de agua  impidiendo la subida. En la foto a la izquierda podéis ver la caseta donde se colgaba la red para las mercancías.

El paisaje por sí mismo merecería una vistia sin la necesidad de monasterios.

Interior de uno de los monasterios.

Tabla que se golpéa para la llamada a oración.

Nadie sabe muy bien como aquellos monjes en el siglo XIV construyeron allí sus monasterios, como fueron capaces de subir las piedras, los materiales, incluso, como subieron ellos mismos.

No nos importo calarnos hasta los huesos, nos costó decidir abandonar los monasterios y coger el camino de regreso al mundo real, a poner los pies en la tierra.

Después del frenazo para no atropellarla decidimos mover a esta tortuga griega, era demasiado bonita para dejar que la atropellase algún loco conductor griego o un turista mirando hacia arriba.

Ana

Los relatos sobre Grecia van a tener que esperar un poco. He tenido que hacer un pequeño alto para recapitular ya que después de 75 días dejo los Balcanes.

He cruzado Eslovenia, Croacia, Bosnia Herzegovina, Montenegro y Albania, una zona en el mundo con una historia reciente excitante que suscita emociones y que ofrece mucho por descubrir. He vivido parte de su historia, subido a montañas nevadas, he recorrido islas en moto, bajado por ríos con cañones aislados, conducido por carreteras imposibles, me he adentrado en valles de los que no he quería volver nunca y aún cuando cierro los ojos veo esa noche en la que miles de luciérnagas voladoras parecían no darse cuenta de los rayos tormentosos y amenazantes que había al fondo.

También he visto sus ciudades; fortificadas, monumentales, olvidadas, cosmopolitas, reconstruidas, otomanas, austrohúngaras, comunistas, caóticas, glamorosas viejas o modernas. hay tanta variedad que apabulla, en ellas he visto el comienzo del cambio de occidente a oriente de forma que a veces desorienta y no parece que estés tan cerca de casa.

Estos son momentos y recuerdos suficientes para estar contento de haber decidido pasar por aquí y no empezar la ruta de la seda como la definición simplificada la cuenta “De Estambul a Xiam”. Haber pasado por los Balcanes ha sido un acierto.

Con lo que he visto y aprendido tengo una mejor disposición para seguir camino al este, hacia la salida del sol. La razón más especial para haber tenido esta experiencia balcánica tan intensa ha sido su gente que en vez de verte como un elemento extraño te ven como un huésped y te tratan como tal haciéndote entender lo que significa hospitalidad.

Aunque he estado en muchos sitios en los que me han dado ganas de quedarme a vivir una temporada he decidido seguir, Grecia, Turquía, Irán, el Cáucaso y Asia central me llaman fuertemente con sus antiguas civilizaciones y su historia. Allí voy, siendo un poco diferente después de haber tenido esta experiencia balcánica.