2010
12.22

Silvia se fue ya hace días. Cuando me contó su viaje de vuelto la pedí que escribiese un post sobre ello, pensé que me mandaría a tomar por saco, pero lo escribió. Yo estoy encantado, solo tengo que traducir al inglés y disfrutar de la historia, además estuvo de viaje con gente que pudo explicarla los problemas étnicos del país, pero mejor que os lo cuente ella:

 

Por Silvia Ocaña.

Después de haber estado 15 días en Kirguistán, he de decir que me ha sorprendido este país. Es uno de esos países a los que, cuando vas a viajar a él, tus amigos te preguntan: ¿para que vas allí?…si no hay nada… Lo cierto es que si te gusta la montaña, es uno de los mejores sitios para ir, y la gente es muy simpática y acogedora.

_A319802 Kyrgyzstan, Kirgistán, silk road, ruta seda

Estuve con Fer viajando por el país, el último lugar que visitamos fue Osh. Después de un par de días allí llegó el momento de separarnos, Fernando iba a China y yo tenía un buen tramo de carretera para llegar a Bishkek y coger mi vuelo de regreso a España.

Por la mañana, a las 8 am., nos presentamos en el bazar que es dónde se cogen las taxis compartidas y tras el consabido regateo te dejan en tu destino. Mi conductor era un ingeniero en energía, que como se había quedado sin trabajo, se dedicaba temporalmente a hacer de conductor para sacarse algo de dinero. Mis compañeros de viaje eran un chico que no sé a que se dedicaba, porque no hablaba nada y otro chico que estaba estudiando relaciones internacionales y que hablaba bastante bien inglés y es el que me hizo de traductor todo el camino.

Empezamos el viaje, y por el camino me fueron contando y preguntando mi opinión sobre un montón de cosas. Nada más salir pasamos por el barrio en el que empezaron los conflictos de junio, me comentaron que había sido un tema político; la versión oficial es que había habido una subida de la gasolina un tanto elevada y la gente se había echado a la calle. Como imagináis eso es sólo una excusa hasta para ellos, el petróleo sube o baja todos los días.

La versión no oficial es que cuando la URSS hizo la división de las fronteras hace un montón de tiempo no tuvo en cuenta las distintas etnias del país, quedó por tanto la etnia uzbeca dividida entre Uzbekistán y Kirguistán, además parece ser que aunque tienen un sistema democrático, todas las etnias no tienen el mismo peso en las decisiones que toma el Parlamento. En cualquier caso por lo que he podido deducir entre lo que me ha comentado la gente de allí y los artículos de los periódicos de la zona, es que un grupo de políticos empezó a exaltar los ánimos con consignas independentistas aduciendo que unos tienen más poder económico que otros, que los tienen discriminados, etc…

Parece ser que hubo refriegas entre la gente de la calle, con disparos, violaciones y ataques a comercios y viviendas. Todo esto acabó con una oleada de violencia en la que la mayoría de las casas y comercios de uzbecos fueron quemados, a veces con la gente dentro, y con unas 200.000 personas huyendo hacia la frontera de Uzbekistán (Osh, contaba entonces con unas 300.000 personas).

Todavía se pueden ver los restos de la revuelta y los coches y oficinas de ayuda de las ONG’s.

Para empezar bien el día, al poco rato, paramos a desayunar, y para que no digan que la gente de Asia central no es hospitalaria, me invitaron a desayunar.

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Después de esto, seguimos viaje y paramos en otro pueblo a intentar coger un pasajero más para el taxi. Yo aproveché ese rato para ver un recinto en el que había una torre de vigilancia del siglo X, y también un mausoleo que podéis ver en la foto.

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Mientras íbamos de viaje, veíamos un montón de puestos en la carretera, la mayoría eran de fruta.

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Los mejores eran los de melones gigantes, ¡de los más grandes que he visto! A media mañana, paramos y nuestro conductor nos invitó a uno. ¡Estaba buenísimo!

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La carretera va paralela al cauce del río Nairn, es un río enorme con unas presas gigantes que se construyeron después de la II Guerra Mundial, proporcionando energía a Kirguistán y a los países vecinos, aunque no les sale muy rentable. Stalin firmó una “concesión” para 90 años en la que Kirguizstán se beneficiaba de la exportación de energía eléctrica a Uzbekistán, pero a un precio infinitamente más bajo de lo que les cuesta ahora la producción.

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La parte buena que tiene el pantano es que se puede pescar, vimos pescadores que iban en una barca hinchable, luego vendían sus capturas en unos puestos al lado de la carretera. Uno del coche nos habló sobre la colocación (no el de la foto, pero no sabía que poner debajo de esta) de las numerosas torres eléctricas de alta tensión. La llevó a cabo China y cuesta unos 200.000$ colocar cada torre. Habrá unas cien y teniendo en cuenta que Kirguistán es un país pobre, es normal que sus habitantes estén indignados y vean en esto la mano larga de los políticos.

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Mis compañeros de viaje me preguntaron si me gustaba el pescado 

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Compraron un poco y nos lo llevamos para que nos lo frieran en un restaurante de la carretera a la hora de la cena. Vueltas que da la vida… en ese restaurante, me encontré a un kirguizo, que había aprendido algo de español en Cuba!!

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Los kirguizos tienen su punto de humor. 

La noche empezaba a caer y como la carretera no era muy buena, había accidentes de tráfico por todas partes. Paramos tres veces a ver si los accidentados necesitaban ayuda, allí es costumbre intentar ayudar como sea. Por suerte no había heridos. La cuarta parada no fue tan buena, un coche había caído a un sembrado dando la vuelta de campana. Habían muerto el conductor y su mujer, sólo se había salvado la madre de él que lloraba desconsoladamente.

Después de 15 horas de coche, a las 11 de la noche, llegamos sanos y salvos a Bishkek. Me despedí agradecida de mis compañeros de viaje deseándonos mutuamente mucha suerte.
Cogí un taxi que me dejó en el aeropuerto, sólo quedaba pasar allí la noche y un día entero de viaje para llegar a España. Pero eso es otra historia…

Silvia Ocaña.

 

¡Muchas gracias Silvia!!!

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